Gespiegelte Fassung der elektronischen Zeitschrift auf dem Publikationsserver der Universität Potsdam, Stand: 18. August 2009 |
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Oliver Lubrich
"Como antiguas estatuas de bronce"
Sobre la disolución del clasicismo en la Relación histórica de un viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente, de Alejandro de Humboldt
2. Tiempos cruzados
Teniendo en cuenta esas diversas "antiquizaciones" retóricas ha de sorprender en cierta medida que, justamente después de esto, aparezcan la autorreflexión y la autocrítica relacionadas con lo mismo. Humboldt cuestiona primero implícitamente su propia práctica literaria cuando observa la tendencia de diversos cronistas de viaje a la "antiquización": “[l]e goût du merveilleux et le désir d'orner les descriptions du Nouveau-Continent de quelques traits tirés de l'antiquité classique” [II.485] ("[l]a afición a lo maravilloso y el afán de adornar las descripciones del nuevo continente con algunos rasgos tomados de la Antigüedad Clásica"). En el transcurso de ese mismo pasaje esta autocrítica se torna de pronto explícita cuando el texto pasa a la primera persona del plural ("nous") ("nosotros"):
“[O]n reconnoît cette tendance des écrivains du seizième siècle à trouver, chez des peuples nouvellement découverts, tout ce que les Grecs nous ont appris sur le premier âge du monde [...]. Conduits par ces voyageurs dans un autre hémisphère, nous croyons parcourir les temps passés; car les hordes de l'Amérique, dans leur simplicité primitive, offrent à l'Europe ‹‹une espèce d'antiquité dont nous sommes presques contemporains.››” [II.485] ("[S]e advierte esta tendencia de los escritores del siglo XVI a encontrar entre los pueblos recientemente descubiertos, todo lo que los griegos nos han enseñado acerca de la primera edad del mundo [...] Conducidos por estos viajeros a otro hemisferio, nos parece recorrer los tiempos pasados; pues las hordas de América, en su primitiva sencillez, ofrecen a Europa ‹‹una especie de Antigüedad de la que somos casi contemporáneos››")
¿Cómo podría explicarse la simultaneidad de una antiquización aparentemente ingenua, en su condición de procedimiento irreflexivo, ideológico y espontáneo de la percepción de lo ajeno, con una autocrítica consciente? ¿Coexisten aquí variantes "acríticas" y ”críticas" del repertorio de motivos antiguos? ¿O experimenta el uso que hace Humboldt de los topos antiguos, las referencias y metáforas, una evolución a medida que avanza la relación de viaje?
Llama la atención primeramente la frecuencia de las referencias a la Antigüedad en el primer tomo, sobre todo en forma de indicaciones a autores griegos y romanos, muy particularmente en las abundantes notas al pie.[1] El canon de estas referencias abarca desde geógrafos antiguos (Pomponio Mela) y naturalistas (Plinio el Viejo, Strabón, Diodoro) hasta historiadores (Heródoto, Tácito) y filósofos (Anaxágoras, Aristóteles, Séneca el Joven). Pero en realidad la frecuencia de tales referencias va disminuyendo visiblemente después del primer tomo. Eso quiere decir que al menos la explícita influencia del categórico y autorizado canon antiguo en la percepción y construcción de América va cediendo a medida que avanza la relación de viaje.
La variación en la recepción de la Antigüedad en el texto de Humboldt no sólo es de naturaleza cuantitativa y funcional, sino también cualitativa. Humboldt lleva a cabo el tránsito gradual de una antiquización referencial a una metafórica. La mayoría de las referencias indirectas en forma de motivos antiquizantes, de las cuales se han mencionado algunas al principio, aparecen en el tomo segundo. Especialmente en la descripción del viaje por el río Orinoco a través de la selva venezolana, Humboldt se sirve de diversos modelos antiguos. La antiquización, como estrategia literaria e ideológica, se intensifica en determinados pasajes de la relación de viaje, en un específico contexto mitológico espacial y filosófico cultural. Este topos de una destemporalización antiquizante de las regiones selváticas (como locus extra tempus) y su figuración en términos antiguos (locus antiquus) continúa escribiéndose en obras prominentes de la literatura latinoamericana cuya trama está localizada en las regiones de la selva venezolana recorridas por Humboldt, por ejemplo en las novelas Canaíma, de Rómulo Gallegos,[2] o Los pasos perdidos, de Alejo Carpentier.[3] La "selva primigenia" es imaginada enteramente como el universo cuasi antiguo de una época pasada y de una suspensión temporal.
Es justamente esta dimensión temporal de la estilización de la Antigüedad la que en seguida se torna problemática en Humboldt. La construcción de América, desarrollada por medio de diversas referencias "antiquizantes" como una Antigüedad simultánea (viva), entra en rivalidad con los estudios de Humboldt sobre las civilizaciones precolombinas, con su práctica de la "arqueologización" --o sea, de la percepción de las culturas indígenas americanas a partir sobre todo de reliquias arquitectónicas y artesanales, y en su propia forma de pasado análoga a la Antigüedad--;[4] y por tanto también con su versión retrospectiva de una América considerada una Antigüedad pasada (muerta), tal como la analiza Benedict Anderson en su teoría e historia general del nacionalismo, como una ideología de administraciones coloniales y postcoloniales, y que Mary Louise Pratt, en su muy discutido ensayo, critica como estrategia de un discurso imperial en Humboldt.[5] Coinciden aquí dos formas de temporalización: en una primera variante lo ajeno aparece como forma anterior, arcaica de lo propio (referencia: el propio pasado). En otro sentido lo ajeno es comprendido en su propia forma de pasado (referencia: el pasado ajeno). Se acepta o bien un desarrollo paralelo, pero tardío, o bien uno específicamente extraño, pero interrumpido. Cualquiera sea la motivación de esta orientación del interés que se aleja de las culturas actuales y se dirige a las culturas del pasado (¿La escasez de huellas? ¿Su monumentalidad y cualidad estética? ¿La precariedad de lo presente? ¿La forma de posesión colonial? ¿Añoranza de la Antigüedad?), el concepto de Humboldt de la Antigüedad se complejiza al menos porque el presente americano es relacionado simultáneamente con el pasado europeo y el propio, o porque precisamente parece tener lugar una sincronización con ambos modelos históricos.
En un momento, Humboldt llega a referirse incluso a la Grecia contemporánea. Menciona la guerra de independencia griega, que estaba teniendo lugar dos décadas después de que Humboldt regresara de América, mientras el barón trabajaba en el último tomo de su relación de viaje (1821-1829). Con una indicación a los "pueblos civilizados del occidente y del norte", que negligentemente no habían prevenido las crueldades de los turcos [III. 457], alude de manera indirecta a aquellos "filohelénicos" que --como Lord Byron-- habían partido prestos a defender su Grecia "clásica". Sin embargo, muy pronto hubieron de constatar decepcionados que los guerreros con quienes luchaban conjuntamente contra los turcos poco tenían en común con la imagen que ellos tenían de la Antigüedad.[6] Los griegos contemporáneos ya no eran los griegos de la Edad Antigua. Quienes veneraban a esta última habían desatendido la diferencia entre la Antigüedad y el presente, algo que Humboldt trató de superar de otra forma en América.
Pero la poética de Humboldt de la antiquización no sólo pierde su coherencia en el conflicto con otras formas de temporalidad histórica. La idea misma de la "Antigüedad" experimenta sustanciales modificaciones y continúa diferenciándose. Humboldt emprende distintas relativizaciones del concepto. Al proveerla de algún atributo, por ejemplo, cuando la califica como "une haute antiquité" ("una gran Antigüedad") [II. 661], pluraliza y relativiza a un tiempo el concepto. La "Antigüedad" deja de ser un fenómeno singular de exclusividad europea. La Antigüedad europea no es más que una civilización entre muchas otras, en relación con las cuales su estatus tendría que ser determinado aún. Y Humboldt emprende una autorelativización aún más amplia en perspectiva histórica: La Antigüedad griega no sólo no es la única, sino tampoco la más antigua civilización arcaica. Frente a sus precursoras del Oriente, ella parece incluso comparativamente reciente: “Les Égyptiens trouvoient bien récens les souvenirs historiques des Grecs.” [II.601] ("Los egipcios consideraban muy recientes las tradiciones de los griegos") Y más adelante: “[L]es Chinois [...] auroient souri des prétentions d'antiquité des Égyptiens.” [II.601] ("[L]os chinos [...] habrían sonreído por las pretensiones de antigüedad de los egipcios"). No hay por tanto una sola Antigüedad, sino muchas, entre ellas varias que no son europeas, frente a las cuales la europea es en parte inferior en edad y originalidad. La Antigüedad europea pierde su monopolio. Y su prioridad. Porque si la Antigüedad griega no constituye temporalmente la primera civilización histórica, entonces no está lejos la idea de que ella, de hecho, no sea la originaria.[7]
[1] El amplio registro de Hanno Beck en la nueva edición facsimilar del original de la Relation historique... (como en nota 2), III. 632-687, indica aquellas menciones hechas en el cuerpo del texto principal, no en las múltiples indicaciones que aparecen en las notas al pie. Es precisamente en estas últimas, sin embargo, donde Humboldt alude con frecuencia a los autores de la Antigüedad. La nota al pie de la página 50 del primer tomo, por ejemplo, hace referencia a Diodoro, Dionisio Halicarnaso, Aristóteles y Strabón; la de la página 53, a Plinio el Viejo y a Strabón; las notas de la página 173, por su parte, hacen referencia a Aristóteles, Solino, Mela, Plinio, Strabón, Diodoro y Heródoto.
[2] Rómulo Gallegos, Canaíma, Bogotá: Oveja Negra, 1985. La selva es imaginada como "templo", los árboles como "columnas" (lo cual sugiere que solo puede tratarse de una arquitectura europea antigua, no de una indígena): "Por la selva virgen, que es como un templo de millones de columnas..." (p. 139); ver: Charles Minguet: Rómulo Gallegos à la lumière de Humboldt, en: Crisol 5, oct. 1986, pág. 47-49.
[3] Alejo Carpentier, Los pasos perdidos, Buenos Aires: Losada, 1996. No resulta tal vez casual que el protagonista de Carpentier se encuentre en la selva precisamente con griegos y le regalen un ejemplar de la Odisea (p. 247), que viva una arcaica utopía de la polis y continúe asociando diversos mitos de la Antigüedad. La cuestión sobre la medida en que pudiera hablarse de una influencia directa de Humboldt o de un síntoma de ulterior creación de un topos humboldtiano, es algo que cae fuera del interés perseguido aquí y ha sido planteado ya en otros trabajos; ver: David Hernández, Alexander von Humboldt, die andere Suche nach El Dorado: Die "Reise in die Äquinoktial-Gegenden des Neuen Kontinents" als Vorbote des lateinamerikanischen Romans; en: Alexander von Humboldt --die andere Suche nach El Dorado und weitere Essays zur zeitgenössischen lateinamerikanischen Literatur, London: The World of Books Ltd., 1996, pág. 6-42; con un planteamiento comparable, ver: Juan Durán Luzio, Alexander von Humboldt y Andrés Bello: Etapas hacia una relación textual, en: Escritura 12, dic.-ene. 1987, 23-24, pág. 139-152.
[4] Como ejemplo, ver: Alexander von Humboldt, Das Hochland von Caxamarca, der alten Residenzstadt des Inka Atahualpa. Erster Anblick der Südsee von dem Rücken der Andeskette, en: Ansichten der Natur, Stuttgart: Reclam, 1992, pág. 118-146; también: Vues des Cordillères et monumens des peuples indigènes de l'Amérique, 2 t., París 1810-1813. – Sobre Humboldt como arqueólogo y estudioso de las antiguas culturas americanas, ver: Éloise Quiñones Keber, Humboldt and Aztec Art, en: Colonial Latin American Review 5, 1996, 2, pág. 277-297; Paul Kirchhoff, La aportación de Humboldt al estudio de las antiguas civilizaciones americanas: un modelo y un programa, en: Marianne O. de Bopp (Ed.), Ensayos sobre Humboldt, México: Universidad Nacional Autónoma de México, 1962, pág. 89-103; Ignacio Bernal, Humboldt y la arqueología mexicana, íbid., pág. 121-132; Armando Rangel, Humboldt y las culturas prehispánicas en el ‹‹mediterráneo americano››, en: Frank Holl (Ed.), Alejandro de Humboldt en Cuba, Augsburg: Wissner, 1997, pág. 83-92; Ursula Thiemer-Sachse, Alexander von Humboldt, die Ureinwohner Amerikas und das Problem des weltweiten Vergleichs, en: Michael Zeuske/Bernd Schröter (Ed.), Alexander von Humboldt und das neue Geschichtsbild von Lateinamerika, Leipzig: Leipziger Universitätsverlag, 1992, pág. 38-48; Ángel N. Bedoya Maruri, Arqueología humboldtiana, en: M. Acosta Solis (Ed.), Homenaje del Instituto Ecuatoriano de Ciencias Naturales al sabio naturalista Alejandro de Humboldt en el bicentenario de su nacimiento (= Flora. Revista Tropandina de Ciencias Naturales y Biológicas, 12, 1969, 41-46) Quito: La Unión, 1969, pág. 167-182; Neptalí Zúñiga, Alexander von Humboldts Beitrag zur Erforschung des vorkolumbianischen Amerika, en: Joachim Heinrich Schultze (Ed.), Alexander von Humboldt. Studien zu seiner universalen Geisteshaltung. Texto conmemorativo por el aniversario de Humboldt, presentado con motivo del centenario de su muerte por el Comité Humboldt de la República Federal de Alemania, en Berlín, los días 18 y 19 de mayo de 1959, Berlín: de Gruyter, 1959, pág.105-122; Renate Löschner, Alexander von Humboldts Bedeutung für die Altamerikanistik, en: Wolfgang-Hagen Hein (Ed.), Alexander von Humboldt. Leben und Werk, Francfort del Meno: Weisbecker, 1985, pág. 249-262; ver, [del mismo autor]: Alexander von Humboldt und die mexikanischen Bilderschriften, íbid., pág. 263-272.
[5]Mary Louise Pratt, Alexander von Humboldt and the reinvention of América, en: Pratt, Imperial Eyes. Travel Writing and Transculturation, London/New York: Routledge, 1992, pág. 111-143 – también en: René Jara/Nicholas Spadaccini (Ed.), Amerindian Images and the Legacy of Columbus (= Hispanic Issues, 9, 1992), Minneapolis 1992, pág. 548-606 – ver también: Mary Louise Pratt/Cristina Meneghetti, Humboldt y la reinvención de América, en: Nuevo Texto Crítico 1, 1988, 1, pág. 35-53; como réplica a las tesis de Pratt, ver: Eoin Bourke, ‹Der zweite Kolumbus›? Überlegungen zu Alexander von Humboldts Eurozentrismus (Tagungsakten des internationalen Symposions zur Reiseliteratur, University College, Dublin, 10-12 de marzo de 1994), en: Anne Fuchs/Theo Harden/Eva Juhl (Ed.), Reisen im Diskurs: Modelle der literarischen Fremderfahrung von den Pilgerberichten bis zur Postmoderne (= Neue Bremer Beiträge, 8, 1995), Heidelberg: Universitätsverlag C. Winter, 1995, pág. 137-151; Benedict Anderson, Census, Map, Museum, en: Imagined Communities. Reflections on the Origin and Spread of Nationalism, London/New York: Verso, 1991, pág. 163-185, aquí particularmente: ‹The Museum›, pág. 178-185.
[6] Ver: John Keegan, Die Kultur des Krieges, Berlín: Rowohlt Berlin, 1995, pág. 33.
[7] Ver: Martin Bernal, Black Athena. The Afroasiatic Roots of Classical Civilization, Volume 1: The Fabrication of Ancient Greece 1785-1985, New Brunswick: Rutgers University Press, 1994; [del mismo autor]: Black Athena. The Afroasiatic Roots of Classical Civilization, Volume 2: The Archeological and Documentary Evidence, New Brunswick: Rutgers University Press, 1996.
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