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Stand: 12. August 2005
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Ursula Thiemer-Sachse

El “Museo histórico indiano” de Lorenzo Boturini Benaduci y los esfuerzos del erudito alemán Alejandro de Humboldt para preservar sus restos para una interpretación científica

Lateinamerika-Institut der Freien Universität Berlin

  

  1. El “Museo historico indiano” de Boturini

En esta ocasión Boturini empezó a comprender que el material multifacético de documentos antiguos recolectados por él entre los indígenas, constituía a su ver una base suficientemente profunda para escribir una historia general. Fue convencido para cumplir los deseos de los mismos reyes de España con este segundo proyecto (Boturini 1990: 308). Boturini denominó la valiosa colección su “Museo histórico indiano” (fig. 5).

 

 

 

Fig. 5

El título del “Museo histórico indiano” por Boturini.

 

 

Recolectó los materiales “quizá con el propósito ulterior de su venta en Europa” (Flores Salinas 1964/1967, 2: 29). Como se sabe hoy día por el inventario que el mismo coleccionista ha hecho en los años treinta del siglo XVIII bajo el título “Catálogo” (fig. 6a y b), y calculando todas las pérdidas de tales documentos durante el tiempo colonial hasta hoy día, se puede constatar que Boturini tuvo oportunidades extraordinarias e irrecuperables.

 

 

Fig. 6 a y b

El “Indice de Catálogo” por Boturini.

Y las aprovechó; creó con su “museo” la colección más grande y substancial que jamás existió después de que los conquistadores destruyeron los archivos autóctonos de los antiguos estados mexicanos.

 

Boturini “se amistó con los indios para conseguir de ellos las pinturas antiguas, y se proveyó de copias de los muchos manuscritos preciosos que había en las librerías de los conventos. El museo que formó de pinturas y de manuscritos antiguos ha sido el más copioso y más selecto, al menos después del famoso Sigüenza, que jamás se ha visto en aquel reino.” (Clavijero 1964: XXXII). Pero el destino de esta colección no fue del todo felíz; pues fue destruida más tarde a concecuencia de los recelos por parte de la administración colonial hacia el coleccionista. Acusaron a Boturini de haber estado como extranjero en México sin los necesarios documentos y permiso del rey de España, representado por el Consejo de Indias en Sevilla, y haber actuado a favor de una coronación de la Virgen de Guadalupe, acusación repetida muchas veces en los documentos (véase en Boturini 1990: 325, 328, 329). La confiscación de todos sus bienes con motivo de su detención fue el comienzo de la dispersión y de la destrucción de su extraordinaria colección. Nunca más podría ser reconstruida completamente, ni para el mismo coleccionista ni para la humanidad.

 

Y nunca más se podrían recolectar tantos documentos indígenas tan valiosos. Las condiciones que tuvo Boturini, han cambiado totalmente en ese entonces. Ya no existen tanta cantidad de fuentes como las que él pudo recolectar. Por el descuido de la administración colonial se perdieron muchas de las fuentes recolectadas y guardadas en su “museo”. Los documentos fueron dispersados a pesar de que existían diferentes tentativas para registrarlos y aprovecharlos para la historia. Y solamente una parte limitada ha sido guardada hasta hoy en día, difundida a través de museos y archivos europeos; y se encuentra muy poco en el mismo país de origen, en México.

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