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Heinz Krumpel
Acerca de la importancia intercultural de Herder
¿En qué consiste, en lo esencial, el concepto de literatura y filosofía de Herder?
¿Cuáles son las consecuencias que resultan de ello para su hermenéutica?
2c. ¿En qué se sustenta la actualidad del pensamiento social de Herder?
Una mirada a la historia muestra que los románticos argentinos recibieron las ideas de Herder con gran entusiasmo. Bajo la dictadura de Rosas, muchos intelectuales argentinos que emigraron a Chile o Montevideo lo leyeron. La mayoría de los románticos argentinos, como Vicente Fidel López, trataron de reformar la sociedad argentina, orientándose con las ideas de Herder. También en la famosa polémica histórica entre el general Bartolomé Mitre y Vicente López –después de 1880- se hace referencia al filósofo. La concepción política liberal de Echeverría, por ejemplo, se dejó guiar por la teoría del progreso de Herder. Echeverría, Alberdi y Sarmiento asumieron a Herder en el sentido de un federalismo liberal. Asimismo, la filosofía de Giambattista Vico, ampliamente conocida en Argentina, fue percibida de acuerdo con la interpretación de Herder, gracias a la traducción francesa de Jules Michelet, un adepto del Historicismo alemán. En sus escritos, Ricardo Rojas igualmente se refirió a Herder; concretamente en su trabajo, La renovación nacional, donde también recurre a los Discursos a la nación alemana, de Fichte.
Al preguntar hoy por la actualidad del pensamiento social de Herder para el siglo XXI hay que mencionar, ante todo, tres aspectos.
Primero. Las diversas ideas histórico-filosóficas de Herder no han perdido ningún valor hasta hoy, particularmente en lo que respecta a su exigencia de crear las condiciones naturales y sociales que incentiven un desarrollo de la razón y del humanismo. En este contexto, él lucha por la auto-determinación de los pueblos y llama la atención sobre la pluralidad de las culturas. Para Herder, ninguna cultura tiene un privilegio frente a otras, porque no hay culturas ni pueblos elegidos. Según él, se puede reconocer y conservar la riqueza de la propia cultura sólo percibiendo las tradiciones y los valores históricos de otros pueblos. Las reflexiones de Herder sobre lo individual, lo particular y lo vivo en la historia y en la lenguas de los pueblos lo convierten, como a Alejandro de Humboldt, en un mediador cultural entre América Latina y Europa. En vista de la globalización técnica progresiva, estas ideas de Herder tienen una actualidad particular, en el sentido de una comprensión cosmopolita.
Segundo. El concepto del progreso de la historia, que Herder plantea en su filosofía de la historia también es de interés. El progreso histórico es, para Herder, una tendencia del tiempo e implica corrientes inversas ocasionales. Desde su punto de vista, la historia incluye negaciones parciales y el progreso hacia un humanismo más elevado no es un proceso lineal, sino contradictorio. El historicismo de Herder y su sentido dialéctico se convierten en la precondición ideológica (ideengeschichtliche Voraussetzung) de la filosofia de la naturaleza de Schelling y del pensamiento de Hegel. Asimismo, su concepto histórico natural del "humanismo" estimula la teoría antropológica de Feuerbach.
Desde la perspectiva postmodernista, el concepto herderiano del progreso de la historia es más rico y particular que las tesis de Hegel al respecto. En él, el progreso de la conciencia con respecto a la libertad es una ley universal, en virtud de la cual se destruyen la pluralidad, lo individual y lo particular, en favor de lo general platónico. En este sentido, no se tiene en cuenta que el joven Hegel había adaptado las ideas del Romanticismo, que superó más tarde con la idea del provenir, en el sentido de su visión dialéctica del progreso. Desde un punto de vista romántico, Hegel hubiera dicho que lo universal vive en lo concreto que piensa y que siente. Pero a diferencia del historicismo romántico de Herder, el racionalismo dialéctico de Hegel causa una impresión más seca y más abstracta. En este contexto, hay que ver que la corriente filosófico-histórica del Romanticismo reivindica una forma de la razón diferente a la del Racionalismo, pero ambas están al servicio de la Ilustración. En consecuencia, la tesis de que el Romanticismo del siglo XIX constituyó un contramovimiento frente a la Ilustración (como afirmaron, entre otros, Luckács y Kluckshorn), es falsa. Por el contrario, el romanticismo temprano alemán de Herder y A. W. Schlegel ha contribuido esencialmente al enriquecimiento del pensamiento filosófico-histórico. Esto se muestra claramente en la crítica de A. W. Schlegel a la Ilustración. Para él, no se trata de rechazar a ésta, sino de llamar la atención sobre los peligros que resultan de la absolutización de la razón ilustrada (aufklärerische Vernunft) para la Ilustración misma.
Tercero. Un aspecto esencial que caracteriza la recepción de la filosofía de Herder es el hecho de que él vio en el pueblo el verdadero creador de la historia. De acuerdo con ello, Herder polemizó contra la política de colonización de los gobiernos europeos, que se estaba realizando a nombre de la "civilización cristiana". En este contexto, se dirigió tambien contra el pillaje de pueblos y países ajenos y rechazó doctrinas etnocéntricas. De ese modo, leemos: "Que no se dé a ningún pueblo de la tierra el cetro a la mano sobre otros pueblos por nobleza innata, y menos la espada y el látigo de esclavos."[1]
Con estas ideas sociales críticas, Herder se coloca en la línea de las ambiciones demócratas de las clases y capas bajas. Según él, no se pueden juzgar las épocas históricas concretas conforme a criterios externos, sino que se debe explorar el carácter inconfundible de cada una de ellas. Por eso él vio la tarea del pensamiento filosófico-histórico como un familiarizarse con los sentimientos y el pensamiento de cada época.
A partir de esta visión, el concepto de la individualidad se convierte en una categoría primaria del entendimiento de la historia. La literatura y la filosofía están determinadas, en la concepción humanista de Herder, por un contenido democrático intercultural. Toda iniciativa destinada a hacer resaltar pueblos o razas es incompatible con su manera de pensar humanista y democrática. Según él, la igualdad de los hombres, pueblos y naciones, dada por la naturaleza, debe ser el máximo princípio de la doctrina del Estado. El respeto a la soberanía del carácter nacional y a la autonomía de un pueblo, incluidas su religión y cultura, es para Herder asunto incuestionable.
Como Clavijero y Altamirano, Herder no se deja guiar por una visión etnocéntrica, sino que se orienta hacia una concepción general universal-histórica. En el caso de Juan Bautista Alberdi, el espíritu de Herder se refleja en su escrito El crimen de la guerra, donde expresa la exigencia de educar a los hombres para que estén dispuestos para la paz. Alberdi consideraba –al modo de Herder- la comunicación pública, la conversación intercultural y el comercio como precondición para ello.
El consentimiento propuesto por Herder también habría valido para Altamirano. Éste quería abrir un diálogo cultural consciente de sí mismo entre México y Europa. Advirtió contra los peligros de una extranjerización espiritual. Desde su visión estética y política universalista, eligió determinaciones literarias y filosóficas con la conciencia del ser mexicano, lo que se evidencia también en escritos suyos, como literatura nacional.
Finalmente, quiero subrayar que muchas de las ideas humanistas de Herder, así como de los ilustrados y románticos de los siglos XVIII y XIX, constituyen todavía para el siglo XXI un proyecto inconcluso. Invitan a reflexionar sobre las ganancias y pérdidas en la Modernidad.
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